viernes, 6 de mayo de 2016

Salmo 38


Dios, no me castigues y sé que me lo merezco.
Siento hasta el tuétano la disciplina del Padre.
Si estoy botado y aquejado, la culpa es sólo mía.
El pecado me tiene como un gusano con sarna.

Si me desamparas me lanzarán de un vigésimo piso.
Así, nadie anhela mi amistad, ni bebido.
Acepta otra vez mi arrepentimiento, de rodillas.
No te demores más en auxiliarme, en restablecerme.
 


(24) Al himnario del Salvador
(un poema a cada salmo de la Sagrada Escritura)
http://alhimnariodelsalvador.blogspot.com

De la antología “Las sotanas de Satán”



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