El consagrado a la necedad niega la existencia de Dios,
la sangre preciosa que emana desde la santa cruz.
Se corrompe hasta el punto de rechazar la moral objetiva
y pelea como un loco en contra de todo rayo de santidad.
El planeta se va a enmugrecer de punta a cabo.
En el minuto señalado el Nazareno secuestrará
a un pueblo que le esperó atado a la resurrección.
Bienaventurado el que posee hambre del Dios vivo.
De la antología “Las sotanas de Satán”
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