Después de arrepentirme y suplicar por su perdón,
me siento como una pluma o un reo absuelto.
Postergar la confesión es un sufrimiento estéril,
y la desertificación del alma es el alimento matutino.
En medio de la balacera Él te guardará.
Tú eres mi profesor y mi linterna en la noche.
No me comportaré como el asno, sin comprensión alguna.
El contentamiento del recto de corazón es incesante.
(24) Al himnario del Salvador
De la antología “Las sotanas de Satán”
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